Cuando estaba armando un viaje que partió en Praga (del que te cuento más aquí), como siempre me pasa cuando estoy en eso, empecé a mirar alrededor a ver dónde más podría ir. Como quería incluir Budapest -y terminé recorriendo mucho más de Hungría, ya les contaré- me pareció ideal dejar unos días para Bratislava, la capital de Eslovaquia.
Y ahí comenzó mi interés por este pequeño país. Bratislava sonaba raro, hasta draculesco, aunque en realidad no tiene mucho de tenebroso, por lo menos no en estos días. Y averiguando posibles destinos, empezaron a aparecer imágenes de bosques, montañas, vino (excelente!), historia muy turbulenta y varias otras cosas más.
¿Qué encontré? Aquí te presento un resumen de 10 razones por las que te recomiendo que incluyas Eslovaquia si andas por Europa Central.
1. SU GENTE
En el tiempo en el que estuve, es difícil poder comprender a cabalidad una cultura, pero sí algunas cosas: cada día me topé con gente muy amable, quienes adivinando que andaba de paso -esto no era tan difícil tampoco- me dieron muy buenas recomendaciones de lugares para conocer y evitar también, o comida que probar.
2. LO DESCONOCIDO
¿Has estado en un museo en el que no hay NADIE? Nadie con quién turnarse a ver una pintura, nadie en la fila de las entradas. NADIE. ¡Maravilloso! El Danubiana, que está en las afueras de Bratislava, es un museo de arte moderno enclavado en una ubicación privilegiada: una isla en medio del Danubio. Podrás recorrer su interior y su jardín con increíbles esculturas, además de descubrir su terraza, también plagada de esculturas:
Entrando hay mucho más que esto, una colección de trabajos de arte abstracto de artistas centro europeos y holandeses, bien impresionante.. además que vistas preciosas del Danubio, como ésta:
Otro ejemplo de lo desconocido es su segunda ciudad más importante, Kosice, que tien un centro encantador. Con poquísimos turistas, éstos eran principalmente locales o de países cercanos. Eslovaquia es absolutamente ideal para visitar si no eres fan de las aglomeraciones.
3. LA NATURALEZA
Diría que el principal motivo que me llevó a Eslovaquia fueron sus montañas. Vi numerosas imágenes y varios reportajes sobre sus montes, los Tatras, casi en la frontera con Polonia. Así que para allá partí: un día completo explorando los Altos Tartras desde Kosice. Ya les contaré más, pero puedo adelantar que con lo fácil que es moverse entre los pueblos -con un muy buen servicio de trenes- y llegar a lugares muy altos, a través de los andariveles y cablecars que llegan incluso hasta cima de montañas. Fue el caso de la cima del Lomnicky Stit, a la que llegué vía varios cablecar.
Otro increíble lugar en los Altos Tatras es Strebske Pleso, un pueblo vacacional lleno de actividad, muchísima gente, restaurantes y senderos para recorrer. En él, las montañas se ven así:
4. LOS BUENOS PRECIOS
Esto en general ocurre en varios países de la ex cortina de hierro, pero es impresionante la diferencia en precios en restaurantes y supermercados respecto al oeste. En Bratislava además encontré una gran variedad de carne, pescado, frutas y verduras a precios muy amigables con el bolsillo en un viaje a Europa.
5. LA COCINA
Desde pasteles propios -como éste que es particular de Bratislava- hasta distintos tipos de comidas con rellenos, la cocina eslovaca, si bien es bastante pesada, es también muy de casa y muy diferente a lo que podemos encontrar en la Europa más occidental. La mayoría de sus especialidades se pueden probar en los Slovak Pub (no confundir con los Slovak House, que son, en síntesis, trampa para turistas), junto con una buena cerveza o con un buen vino blanco.
6. EL VINO
Este es uno de los secretos de Eslovaquia: ¡un vino blanco buenísimo! Tuve la oportunidad de probar varios y no tienen nada que envidiar a los italianos, por ejemplo. En especial los de la región del sur de Eslovaquia, región vinífera por excelencia. Aquí, sólo un par de ejemplos de la gran tradición vinífera eslovaca.
Otra especialidad para probar es el vino de cranberries, originario de Devin -ver el punto más abajo- y que es bastante solicitado en los bares de Bratislava.
7. EL DANUBIO
Omnipresente, el Danubio forma un paisaje único también en Eslovaquia. Lo puedes ver en todo su esplendor desde lo alto del castillo de Devin, en las afueras de Bratislava. Este castillo, si bien está en ruinas, tiene una historia interesantísima, que parte más o menos por el año 800!. En varias
En el castillo de Devin, el curso del Danubio recibe el del río Morava, formando este hermoso paisaje.. y unos pocos kilómetros más allá está Viena, por lo que es posible hacer un crucero por el día para visitar esta ciudad.
8. EL PASADO Y PRESENTE DE ESLOVAQUIA
La historia convulsa de Eslovaquia, que comparte también con sus países vecinos, por supuesto ha dejado huella en su arquitectura y la forma de sus ciudades. Desde catedrales medievales como la de Kosice hasta la Iglesia Azul en Bratislava, un curioso y bello templo modernista, hay un sin fín de estilos presentes en las calles.
La iglesia Azul está en una calle residencial en Bratislava, totalmente tranquila, nadie sacando fotos! (sé que eso lo destaco mucho, pero realmente me impresionó lo poco conocido que es este país):
También hay muchos ejemplos de la arquitectura en la época comunista: uno muy curioso es éste, el edificio de la Radio de Eslovaquia, que sale en varias películas además!. Realmente es muy fotogénico, pero con una belleza muy diferente a lo tradicional. Algunos lo encuentran feo, pero yo creo que tiene su encanto, por lo diferente que es:
En sus edificios se nota que el turismo en Eslovaquia no es masivo: los edificios están en su estado más auténtico, sin colores estridentes o grandes reformas, que desvirtúen su sentido original. Eslovaquia es pura autenticidad.
9. LA MARCA DE LA HISTORIA DE ESLOVAQUIA
Tremendamente católica, y con tradiciones algo excéntricas -como lanzar agua a las novias o esposas en Pascua, en una extraña señal de amor-, esta nación como pocas cuenta con un pasado muy tortuoso, pero que de alguna manera, quiere ir abriéndose al mundo.
No son pocas las expresiones para explicar su propio pasado a sus habitantes y a quienes los visitan. Por ejemplo, el Memorial del Holocausto, muy próximo a la catedral, es uno de los espacios que se han utilizado para recordar a las víctimas de esta época. Otro buen ejemplo es esta exposición que encontré en las calles de Bratislava:
10. EL TRANSPORTE EN ESLOVAQUIA
Una de las cosas que más me gustó de Eslovaquia fue la facilidad para moverse. El transporte público es excelente en sus principales ciudades y la comunicación entre ellas y los países vecinos, en tren, rápida y eficiente. Sin embargo, lo mejor es que para recorrer sus atractivos naturales, como los Altos Tatras, es posible hacerlo también en tren, como éstos: trenes especiales antiguos, eléctricos, en los que de sólo entrar parece estar en una película de época!
Desde la ventana del tren podrás ir admirando escenarios tan increíbles como éste:
Los diez puntos que he repasado como razones para conocer Eslovaquia se multiplican al pensar en multitud de pueblos, castillos y patrimonio natural de este país en el corazón de Europa. Hay mucho más que ver que lo que les cuento aquí. Lo que sí les recomiendo es que aún teniendo unos pocos días, se aventuren un poquito por estas tierras, que sin duda se quieren dar a conocer de una forma más auténtica.
¿Se animan?.
1 Comentario
Que buen relato y que ganas de visitar ese pais…