Después de varios días en New York con el aire más frío que un congelador, este día domingo de sol radiante había que disfrutarlo afuera. Y lo que se nos ocurrió para hacer este día fue algo bien especial: lejos de los circuitos y actividades turísticas típicas en Manhattan, me fui hacia Harlem.
El barrio de Harlem está en el extremo norte de Manhattan, empezando justo cuando termina el enorme Central Park, luego del lago. Es un barrio icónico en la cultura neoyorkina, al haber concentrado durante mucho tiempo a residentes afroamericanos. Fue cuna de artistas muy importantes, quienes crecieron al alero del mítico teatro Apollo.
Harlem a lo lejos. Picture by Mohit Singh at Unsplash
El clima de este domingo permitió pasear y reconocer íconos de este barrio, como sus bloques de edificios y múltiples canchas de básquetbol, como también sus avenidas e iglesias. Es que en Harlem un domingo, se reúnen familias y personas de todas las edades para celebrar su culto. Llegan en autos grandes, muy bien vestidos para asistir a cualquiera de las múltiples iglesias del sector.
En mi caso, asistir a un servicio religioso apareció como opción dentro de esos días en New York como forma de hacer algo distinto, y también para conocer algo de esta comunidad, algo tan importante como sus raíces religiosas. Para ello, hice una búsqueda rápida de iglesias que fueran amables con los turistas -no tours, sino iglesias quepermitieran ir directo- y no me fue difícil encontrar la First Corinthian Baptist Church, una iglesia bautista emplazada en un enorme teatro, un edificio patrimonial construido en 1913. Un escenario ideal para ser testigo de lo que iba a venir.
Edificio de la 1st Corinthian Baptist Church
A medida que se derretía la nieve de los días pasados, se acababa la espera para entrar, que de todas maneras fue sólo unos minutos. Para los fieles y acomodadores de la iglesia no es desconocido que se han convertido también en una atracción turística, pero la forma en que la manejan permite conocer un poco más de la cultura y celebraciones de la comunidad que se reúne en este espacio. Te reciben y acomodan en una parte especial, en el segundo piso del teatro. No es necesario llegar con tanta anticipación, pero si lo haces, te darás cuenta que todo es muy ordenado: fila para feligreses, fila para gente de fuera de NYC. Y el recinto te recibirá de esta manera:
Comenzando el servicio
Al principio hay una oobertura musical de 45 minutos a una hora aproximadamente, en el que un coro de 5 personas, acompañadas de instrumentos, nos entregan una performance digna del mejor concierto. Lo que escucharás es más o menos esto:
Terminada la obertura, empieza de verdad el culto. Aquí la mayoría de turistas se va- CRASO ERROR- y comienzan a llegar más feligreses.
Han pasado varios meses más de mi visita y no sé si porque necesitaba escuchar un mensaje así, pero el hecho es que todavía lo recuerdo. Un pastor joven se presenta y comienza a hablar; siendo el primer servicio del año, y entremezclando unas (sorprendentemente pocas) referencias a la Biblia, empieza a dar el real mensaje. Y éste no es otro que provoca el cambio que quieres ver en tu vida. No basta pedir a Dios, nos dice, sino que actuar, hacer que las cosas pasen. Muy diferente a lo que uno podría escuchar en una iglesia cualquiera, ¿verdad?.
Mientras el pastor va dando su mensaje, se vuelven a intercalar momentos de música. Y esto es lo más llamativo de la ceremonia, no sólo por lo increíblemente buena que es, sino porque convierte un servicio en una celebración: los voluntarios te alientan a pararte, aplaudir, bailar, como si fueras un habitual más. Te integran de una forma alegre, simple, y sin aspavientos. Alabar y honrar a Dios con alegría, es lo que realmente se hace aquí.
Servicio religioso en Harlem
¿Qué cosas curiosas pasan? Bueno, por ejemplo, que no te dejan grabar mientras recolectan las ofrendas -a la entrada te entregan un sobre, en el que puedes depositar tu contribución a la iglesia-. Y lo más singular para mí por lo menos, es la comunión: te entregan un vasito de plástico, que viene con u traguito de vino y en la tapa, la hostia, para que tengas tu momento de reflexión -siempre opcional-, todo muy rápido y eficiente!
En algunos intermedios también el pastor aprovecha para contar sobre la labor social de la iglesia, y ahí es cuando todo también cobra sentido: las iglesias e Harlem son lugares no sólo de alabanza sino de cambio social, de empoderamiento y de colaboración. Programas para niños antes y después de su jornada de colegio, estudios, becas, todo financiado con donaciones de los fieles.
El final de la ceremonia tiene un punto muy alto y emotivo también: se presentan los nuevos fieles a la comunidad, quienes decidieron unirse a la iglesia en la última semana. Se les da la bienvenida a esta gran familia, cómo no, con música.
Después de esta gran y nueva experiencia, me fui a reconocer el barrio cercano, las calles, las avenidas Malcolm X y Adam Clayton Powell Jr., las barberías y sus tiendas.
Edificios residenciales en Harlem
Como no podía ser de otra manera, el paseo termina con un inolvidable almuerzo de pollo frito en Amy Ruth’s. ¡Así se veía eso! Y así se veía el interior del restaurant, lleno de íconos de la comunidad afroamericana en USA.
Aquí les dejo el link de la iglesia por si quieren ir. El servicio empieza a las 11AM todos los domingo. La música y la comunidad que celebra en torno a ella los van a sorprender, ¡se los aseguro!.
INDICACIONES:
Para llegar a esta iglesia, bajarse en la estación de metro 116th Street, correspondiente a la Línea 2 y 3. Alrededor de esta estación de metro hay varias otras iglesias bautistas.
Link a la web de la First Corinthian Baptist Church aquí.